Puta.

Palabra que la sociedad destinó a las mujeres podridas, las callejeras. Vocablo que anida en casi todas las lenguas romance, generalmente de connotación negativa. De etimología popular basada en una moral religiosa “la mujer podrida”. Insulto hacia la prostituta profesional, a la mujer que cobra por sus servicios, a la adúltera a la que ejerce su sexualidad con libertad. Contemporáneamente usada más a ligera para insultar a la mujer que levanta la voz, que se revela, a la libre y segura, la que no espera en casa a que su pareja cambie y se va a donde pueda ser feliz, más libre, más ella misma. La puta que se acostó con otro por capricho, por ganas, esas ganas que su esposo no llenaba. La puta que dejó a su novio vago y violento por estar con otro cualquiera que la mimara aunque sea por un rato. La puta vida que hace que cualquier mujer que ose revelarse ante la opresión patriarcal, sea una puta. La puta madre que se lamenta porque su esposo se fue con aquella puta que no le exige nada , que no reclama ni lo cela. Ante los ojos acusantes de los hombres y de las mujeres hipócritas y sumisas todas seremos putas al menos alguna vez en nuestras vidas.